Zoo Ateniense

XIII-X-DCXIII

Se ha encontrado la última raza de serpientes tranformadoras muertas; Pena y Pánico, llamadas así por su temperamento.

Cerca de la escena del crimen se han hayado pertenencias de nuestro héroe, Hércules, se sospecha su culpabilidad ya que los centinelas afirman haber visto a un corpulento joven de un 1,90m cubierto con una capa semejante a la piel de el león de Nemea.

Tras las declaraciones de los centinelas, hemos podido averiguar que les sorprendió un ruido, era como si de un animal se tratara. No dudaron en acercarse, cuando lo hicieron, vieron a Pena y Pánico entrelazadas entre sí junto a la piel de el león, no querían creer lo que veían. Era evidente que allí había estado alguien, más concretamente, Hércules. Se quedaron atónitos, pero las pruebas eran irrefutables.

Todo apuntaba a la culpabilidad de Hércules, los datos proporcionados le apuntaban a él.


Hércules se hizo eco de la noticia, inició una búsqueda para encontrar la piel, podía ser acusado, pues no la tenía.

Decidimos dar una oportunidad a Hércules para que demostrase su inocencia. Nos relató su incredulidad ante la acusación del pueblo. Era tal su enfado que derribó uno de los muros ciclópeos, era obvia su inocencia. En ese momento recordó una inesperada visita, Euristeo había estado en su casa, para devolverle a Pegaso ya que le había dejado a Belerofonte montar en él y Zeus le había provocado una picadura, Hércules se entretuvo con él, por lo que pudo deducir que era él el ladrón de la piel.

Al escuchar estas declaraciones, buscamos a Euristeo y mantuvimos con él una conversación, su testimonio no concordaba con el de su primo. Hércules disponía de Pegaso, que tenía la picadura, por lo que decía la verdad.

Pudimos utilizar su testimonio para utilizarlo en su contra, de este modo, pudimos demostrar la inocencia de Hércules, mientras que Euristeo fue condenado por la extinción de una especie y por la suplantación de identidad.